martes, 26 de noviembre de 2013

Por qué escribo...

Dos imposibilidades nos orillan, quiero decir, me orillan, a la escritura: no poder ser, nunca, alguien más y, quizá la más terrible, no poder llegar a la comunión con alguien más. La condena de ser nosotros y nunca el otro, es ahí donde radica el germen de toda escritura, al menos, de mí escritura.

            Agregar sobre ello sería innecesario, porque ese par de imposibilidades son, sin más, el motivo que me condujo a la escritura; el espacio donde, de alguna manera, nuestra mente tiene el presentimiento de alcanzar la común unión con otro ser humano, de ser, incluso alguien más. Esa es, también, la magia que alberga la literatura, nos permite por el espacio que va de una frase a otra la oportunidad de ser otro. Esa emoción, alberga la oportunidad de desprendernos de nosotros y de unirnos a alguien más, la comunión, no en el sentido  religioso, sino en un sentido humano y profundo, que nos es necesario a todos, que deberíamos de conocer todos.

sábado, 12 de octubre de 2013

De la fiesta de la hispanidad y otras negaciones.

Este 12 de octubre se conmemoran quinientos veintiún años del arribo de Cristóbal Colón a América. En mi infancia se celebraron los cinco siglos del “descubrimiento”, o, como algunos políticamente correctos trataron de llamar, el “encuentro”. Esta fecha es celebrada en España como día nacional, la Fiesta de la Hispanidad, porque según redactaron los señores legisladores peninsulares, se conmemora la unión de los reinos y el momento de la expansión de la lengua más allá de sus fronteras, estoy, por supuesto, parafraseando.
            Las naciones pueden celebrar cuándo y por la razón que quieran sus fiestas nacionales, total, los estados-nación del mundo se desmoronan. Sin embargo, ello no me impide reflexionar en torno a la fecha en que España se celebra. La conmemoración de la llegada de Colón y sus huestes a América, el momento en que lo primero que se hizo fue poner sobre la tierra la cruz. El momento en que inició un proceso que no termina, el proceso de negación de lo otro.
            La España de ese momento estaba fundada en la negación de todo lo no cristiano: acababa de expulsar a los judíos y de desaparecer el Reino de Granada. Razón por la cual el pensamiento de quienes arriban a América es el de imponer su visión del mundo, destruyendo o sobajando todo lo que encontraban a su paso. Pero, no porque así fuera en aquel momento debemos congratularnos por “el encuentro”, es afrentoso para todo aquello que esa entelequia recién nacida que más tarde conoceremos como España celebre su día.

            Aunque habló español y desciendo de la fragua de mestizaje que se dio en México, ello no me hace estar orgulloso del proceso por el cual pude llegar al mundo. Porque ese proceso implicó la destrucción de civilizaciones y la muerte de millones de personas.

lunes, 2 de septiembre de 2013

De Cri Cri y sus canciones.

Crecí escuchando un casette con las canciones de Cri Cri, para bien o para mal, fue parte de mi educación emocional, y creo, a la vuelta de los años que de ella fue de lo mejor que tuve. La letrística de Gabilondo Soler, a pesar de las muchas críticas que puedan hacérsele, son letras que permanecen en la memoria y que unen a generaciones, desde antes de la infancia de mis padres hasta, y espero que así siga siendo los niños de nuestros días, pueden reconocer sus letras.

            Su nostalgia y, al mismo tiempo, su alegría inundaron los días de mi infancia. Guardó su música junto a luminosas tardes de verano, junto a correrías por los arroyos de altas jarillas; el ratón vaquero, las vocales, el rey de chocolate, la muñeca fea, la patita, me acompañaron en aquellos años. Hoy, a casi veinte años de aquel tiempo, escuchar la voz de Cri Cri me retrotrae a aquellos años. Mucho se puede decir de esas letras, mucho se les puede criticar; pero escribo esto pensando en esas canciones que nos han hermanado a tanto y que, espero, siga hermanándonos con las nuevas generación. “¿Quién es el que anda aquí? Es Cri Cri, es Cri Cri..."

domingo, 1 de septiembre de 2013

El centro de la ciudad, vivo.

Anoche caminé por las calles del centro de esta ciudad que normalmente tiene un tufo aciago. La gente estaba feliz, mucho tenía que ver el hecho de que se pudiese beber alcohol en la vía pública. Había conciertos y exposiciones. Fue grato descubrir que la sociedad chihuahuense aún tiene la posibilidad de recomponer su tejido.
            El centro, que luego de tanta obra pública ha sido muy afectado —no sólo por la violencia de todos los días, sino por las labores y las obras públicas en sí— ha quedado un tanto cuanto intransitable. Sin embargo, este lapsus, este respiro que se le ha dado nos permite reencontrarnos con el corazón de la ciudad, ver que aún late.

            A pesar de la violencia —sin ir  más lejos, hace unos minutos mataron a un hombre en el paso a desnivel de la av. Independencia—, y de los conflictos que hemos padecido en Chihuahua (la ineficiente aplicación de un nuevo sistema de transporte público, proyectos urbanos mal aplicados, etc.) fue grato ver vivo el centro, como pocas veces se había visto desde hacía años. Esperemos que esto sea un paso en el camino de recomposición social que tanto necesita esta ciudad.

martes, 11 de junio de 2013

Olin Yolliztli

"La vida es movimiento", un concepto que muchas de las civilizaciones del México Antiguo compartían. Tan es así que vivimos en la era del movimiento, la humanidad como tal para estos pueblos no pudo existir de no haber sido por el movimiento.

Quede más claro esto con una comparación sencilla, el agua estancada se enmohece, muere, así nosotros también morimos si no mantenemos ese movimiento. La comparación con el agua quizá no sea azarosa y sea más profunda: somos dos terceras partes de agua.

Hemos de movernos, mantener ese hálito que evite que nos aneguemos, que nos enmohezcamos. Como decían los antiguos nahuas: Vida es movimiento/ Olin Yoliztli.

domingo, 26 de mayo de 2013

Iwiká

Mapu ne bowichí inálo
napisó pé napisó bí jú
ba'wí pé ba'wí bí jú
a'lí kó eeká pé eeká bí jú.

Nóli bé mapua'lí we'érali ne awí
a'lí kayaní napisó

'Échi napisó ko
kéti anayáwali sa'páala jú;

'Échi ba'wí mápu 'mawá komícho
kéti Wichimóba lala jú;

A'lí eeká kó
kéti retémali iwikáala jú.

Martín Makáwi


El espíritu. 

Cuando voy hacia el pueblo
el polvo es tan sólo polvo
el agua es tan sólo agua
y el viento es tan sólo viento.

Pero cuando danzo en piso de tierra 
y levanto el polvo 

entonces el polvo es carne
de mis antepasados; 

y el agua cristalina que corre
es la sangre del mundo;

y el viento
es el espíritu de mi pueblo.

Es un poema del poeta raramuri Martín Makawi. 

jueves, 4 de abril de 2013

De una vendedora de periódicos y el deterioro social


Esta mañana me despertó la mujer que vende el periódico; ella tiene años pasando por nuestra calle y siempre anuncia de forma lastimera “El Heraldo”, arrastrando las vocales, en un grito como el que creíamos daba La Llorona. Esta mañana fue peor, porque le agregó un encabezado: “Hallan cuerpo sin vida”. 
            Cierto es que en esta ciudad una noticia así es cosa de todos los días y estamos tan indolentes que no nos asombra. Quiero recalcar el hecho, esa mujer me despertó con esa noticia, lo primero que piensas es esa noticia y de ahí  a pensar que esta es la sociedad en que vivo. En la que una mujer que vende periódicos anuncia “un cuerpo sin vida” sólo para aumentar sus ventas. Comprendo que el morbo vende y ella sólo lo aprovechó. 
            Nosotros, todos los días contribuimos a desgarrar más el tejido social, cada vez que minimizamos o ignoramos las muertes, la violencia que se vive. Es cierto, corremos el riesgo de paralizarnos ante tanto deterioro, pero las formulas escapistas tampoco sirven de mucho; podemos empezar quizá por conscientizarnos, tratar de evitar en nuestro día a día vanalizaciones como el que la señora del periódico hizo. Todos debemos contribuir a mejorar la sociedad en que vivimos, del mismo modo en que todos hemos sido participes del deterioro que hemos visto. 

martes, 19 de marzo de 2013

Chihuahua y el crimen de odio


El jueves pasado los feminicidios volvieron a ser la preocupación de la despreocupada ciudadanía chihuahuense. Ese día en los periódicos locales se dio la noticia de la muerte de dos jóvenes estudiantes de enfermería. El ambiente de violencia en que hemos vivido en los últimos años ha ido invisibilizando estos crimines. Eso fue evidente con la información que los medios difundieron después sobre las estudiantes.
            Diana Arlet Mendoza Núñez y Tania Rubí Martínez Salinas tenían apenas 27 y 23 años, la fiscalía informó que eran pareja, lo cual los medios locales se dieron prisa en difundir. Para los chihuahuenses, luego de enterarse de la relación lésbica de las jóvenes, la muerte de ellas se consideró como una consecuencia. He escuchado en la parada del camión comentarios en el sentido de que fue eso lo que se buscaron por ser lesbianas.
            Esta es la ciudad, la sociedad en que vivo. La sociedad que por más de veinte años ha producido feminicidios, en la cual la violencia constante hace invisibles crímenes de odio como los cometidos contra Diana Arlet y Tania Rubí. Contra homosexuales  y trasvestis que ni siquiera son noticia por su muerte o que pasan a la portada de los periódicos de nota roja que tanto se compran. Ellas fueron asesinadas y la gente en lo que piensa es que fueron a un motel y eran lesbianas. Su asesinato fue un doble crimen de odio, por ser mujeres y por su relación homosexual. Vivimos en una sociedad enferma y sólo me puedo preguntar, temeroso, de qué más será capaz.   

viernes, 15 de marzo de 2013

Mas sin embargo


Se ha generalizado una expresión para indicar un pero, una expresión que en el mejor de los casos entorpece los discursos: mas sin embargo. La expresión es utilizada para dar un matiz de sapiencia a quien la utiliza, debido, principalmente al origen culto de la conjunción mas.
            Pero en los discursos no siempre más es más. Para expresar lo mismo que se quiere decir con el mas sin embargo, se puede decir sólo un pero o con el solo uso del mas o del sin embargo. Al escuchar esa concatenación de conjunciones siempre deseo mostrar el sinsentido de la expresión añadiendo más conjunciones adversas: Empero aun todavía mas sin embargo.
            Seamos sencillos, que es la mejor manera en que nuestro mensaje sea comunicable. Aunque empero aun todavía mas sin embargo

Habemus Papam


Se eligió el nuevo Papa, un argentino que para iniciar tomó un nombre que no había usado ninguno de sus antecesores, Francisco. Se han puesto las campanas al vuelo porque es sudamericano y porque tiene maneras más sencillas con respecto a su antecesor. Que él iba a ser el electo resulta obvio pues el conclave apenas duró veinticinco horas y ocho votaciones. Pero, por qué el cardenal Bergoglio.
            Primero que nada es casi italiano, así lo ven sus congéneres purpurados. Pero además de ello, tiene un historial en la Argentina que lo relaciona con el rostro más duro de la Iglesia, si cabe. Se opuso al matrimonio homosexual y al reconocimiento de los derechos de los transgénero, lo que es pecata minuta y una obligación para cualquier Primado, lo que sí es de sospechar es sus vínculos con la dictadura.
            Difícil era esperar que la curia, armada a mitades entre los cardenales hechos por Ratziger y Wojtyla diese un giro hacia la izquierda, vapuleada desde 1978. Lo que sí se pudo esperar fue que el electo fuese un purpurado moderado, que volviera a mostrar un rostro de cara a los pobres, como prometía la teología de la liberación y las reformas que se llevaron a cabo en el Concilio Vaticano II.  
            Las reformas que Bergoglio hará en su pontificado volverán a ser superficiales y más que nada para contrarrestar los escándalos que tiene el Vaticano.  Las reformas que se espera que la Iglesia haga no las hará, no ordenará mujeres sacerdotes, ni siquiera volverá a poner en la mesa de discusión a la teología de la liberación. Que los católicos celebren a Panchito the first. 

lunes, 4 de marzo de 2013

La moral y el cinismo


Vivimos en un tiempo en que el cinismo es uno de los lenguajes más utilizados. Hay quienes lamentan esto, así como lamentan la pérdida de la moral. Aunque no lamento vivir en tiempos en que se use de forma tan habitual el cinismo sí considero que este puede ser molesto, sobre todo su abuso. Mientras que la cuestión sobre la moral no tiene para mí discusión, porque la moral que lamentan perdida es una moral restrictiva y que no es ética sino que rechaza la otredad.
            Hay, sin embargo un cinismo que sí me agrada, principalmente en la televisión o en internet, que es aquel en el que se une éste a la moral. En el que el lenguaje cínico es utilizado para mofarse del estado de cosas de la sociedad, que para muchos es visto como sólo burlas, un lenguaje cínico sin aportación alguna, pero que tiene una postura radicalmente moral. Para esta visión cínica no hay instituciones o figuras que merezcan permanecer sin mácula frente a la crítica, de todo se puede uno burlar. Es el caso de South Park o de los Simpsons y otros dibujos animados que siguen su modelo, como Padre de familia, American Dad, etc. No es casual que hayan surgido en la sociedad más superficial del planeta.
            El cinismo inocuo, el cinismo burlón que no tiene una raíz moral, que no cuestione el estado de cosas es grosero, resulta irritante y fastidioso. Mientras que la moral si no es a través del cinismo no me la trago. La moral y el cinismo han de venir en un mismo paquete para que ambas resulten efectivas.

martes, 19 de febrero de 2013

La jota y la mentira



 Una de las características con que la imaginería popular  ve a la jota, esa entelequia que creó para mantener a ralla al homosexual, es la mentira. Según esa visión el joto es un mentiroso por naturaleza, la cualidad femenina de la mentira asumida por el hombre y rebajada aún más, pues ese hombre usa la mentira para negar su cualidad masculina. En un país machista como México la mentira es entendida como una parte inseparable de la homosexualidad, del joto.
            Y es cierto que en la comunidad homosexual se da mucho la mentira. Muchos gays cuando se presentan lo hacen con otro nombre, por ejemplo. Sin embargo creo que la mentira no es por la tendencia al mal connatural del homosexual, tiene una raíz que refleja más que nada a la sociedad en que viven, en que vivimos. La mentira es una defensa.
            La jota sí usa la mentira, sí usamos la mentira, porque mentir nos protege frente a un mundo, a una sociedad que constantemente nos amenaza, que constantemente busca aplastarnos. Mentimos para que esa sociedad no sepa quién somos, para que cuando intente golpearnos sólo nos levante la peluca. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Joto!



Las palabras no definen la realidad, eso ha sido dicho una y mil veces. Las palabras reflejan más que el mundo, la forma en que concibe el mundo el hablante. Dicho esto quiero hablar de una palabra que desde mi niñez fue usada para insultarme y que como a mí millones de mexicanos han recibido como insulto: joto.
            Joto es un concepto que en México es cárcel, que caracteriza todo aquel cuyo deseo se oriente hacia los hombres y que lo acepte, o que sea afeminado aunque no lo acepte. Esa palabra etiquetadora quiere aprisionar en un gueto a quien va dirigida. Tienes que ser escandaloso, vestirte de mujer, cumplir, en fin, con la caricatura.
            Uno de los triunfos de la comunidad gay en México, aunque esa comunidad esté tan poco organizada y le importe poco hacerlo, al menos acá en el norte, es haber hecho propio ese término. Habernos burlado de su uso, de hecho la jotería, es parte de ello, usar las caricaturas que sobre nosotros quiere imponer la sociedad para satirizarlas y mofarnos de esa sociedad, hablarnos de mujer, decirnos Jota.
            La jota es la respuesta que damos al insulto joto. Es la bufada irónica contra esa sociedad que trata de encarcelarnos. Me viene a la memoria la vez en que me di cuenta de que los insultos no tienen por qué serlo, cuando respondí a quien me dijo joto: “Y aunque así fuera, qué.” 

martes, 22 de enero de 2013

Del joto y el gay y sus diferencias.


En mi adolescencia escuché un chiste. Un joven le dice a su papá que es gay, el padre muy serio le pregunta si tiene departamento en un edificio, si yate o al menos un auto deportivo, a todo el joven contesta que no, el chiste termina con el papá diciéndole: “Ves, no eres gay, eres un jotito de cuarta”. Entonces me pareció gracioso, pero porque no conocía la estructura que le permite mantenerse y reflejar a la sociedad de la que surgió.

Ese chiste refleja la diferencia que a nivel popular se ha ido impulsando, el joto y el gay no son iguales, el primero es digno de mofa y es pobre, al segundo sí es posible tolerarlo porque tienen dinero. La homofobia se encuentra con la discriminación de clase que impera en grandes círculos de México. 

El joto pierde su condición de joto mientras tenga dinero, entonces es gay y se le tolera. A la sociedad que así ve al homosexual poco le interesa, o nada, que la palabra “gay” haya sido apropiada por esa comunidad como una respuesta contra las etiquetas que esa sociedad le imponía, contra “joto”. El término gay fue asumido por la comunidad porque carecía del cariz peyorativo que otras palabras tenían.

Para la sociedad que discrimina joto y gay han de ser términos que ella domestique, que ella dicte que deben describir. El joto es un ser al que hay que despreciar, el gay es un rico con costumbres que se pueden despreciar, pero que por su dinero puede ser tolerado. Los homosexuales para una sociedad así no son más que putos y maricones, seres dignos de desprecio por su comportamiento no ortodoxo.

Debemos cuestionar el uso de los términos y enfrentar cuestiones así, no permitir que la discriminación sea la directriz del lenguaje y del vocabulario que utilizamos, romper con ello es necesario para mejorar la vida cotidiana y comunitaria en que nos movemos.

Por qué me gusta la cocina, mi mama, una receta y otras cosas


Desde niño me ha gustado la cocina, observaba a mi mamá preparar la comida y le hacía preguntas sobre los ingredientes que ponía o las cantidades. De ella me viene el gusto por preparar platillos, la recuerdo buscando recetas en las revistas, en libros de cocina o apuntándolas que salían en la tele. En una ocasión fue con una menonita todo un día para aprender a hacer las galletas y los panes menonitas; sus galletas con merengue y chocolate encima son de las mejores. Recuerdo, uno de  mis primeros recuerdos, que allá por el 88 o 89, ella debía tener la edad que tengo ahora, preparó mayonesa, en ese mismo tiempo hizo un pastel de zanahoria que aún saboreó. Le ocurrió lo que nos pasa muchas veces cuando seguimos recetas, olvidamos cómo preparar el platillo sin ellas. Viéndola frente a la estufa, haciendo esa alquimia que es la cocina fue donde me nació el gusto por complacer a los demás con comida.

Complacer es, en mi poética gastronómica, la palabra clave a la hora de hablar de cocina. Es uno de los artes que más depende del lector, no se completa sin él, a diferencia de la pintura o de la escritura que el autor puede hacer su obra, pueden pasar años antes que llegue a su intérprete. La cocina es un arte inmediato que ha de ser degustado apenas se ha concluido y no puede ser para la posterioridad. Se trata de un arte directo entre el comensal y el artista. Intuitivamente lo comprendí viendo a mi mamá.

Ella me enseñó a preparar unas empanadas de atún que comíamos para el lonche, las hacía con la masa de las tortillas de harina. Yo he cambiado un poco la receta y quiero compartirla con ustedes, porque la última vez que las hice gustaron mucho.
Empanadas de atún con masa de papá y salsa de tomate
Relleno
4 latas de atún de 240 grs.
2 zanahorias grandes
1 Poro
Aceitunas (paquete de 110 grs.)
1 pieza de Apio
Masa
½ a 1 kg. de harina
4 papás medianas o pequeñas (300grs a 500grs.)
Una cuchara de polvo para hornear
1 huevo
Leche una taza
Mantequilla 100 grs
Pizca de sal
Salsa de tomate
1 kg de tomate
Albahaca, cantidad necesaria
6 dientes de ajo
3 piezas de chile de árbol
Azúcar, cantidad necesaria
Aceite de oliva, cantidad necesaria

Se ponen las papás en agua hirviendo hasta que se cocinen, se escurren y se mezclan con la leche y la mantequilla, se añaden el resto de los ingredientes de la masa (reservando un poco de harina), se deja reposar. Se sofríen las zanahorias cortadas en cuadros, se añade el poro y el apio, cuando estén cocidos se agregan las aceitunas y el atún, se dejan a fuego lento por 5 min. Para la salsa se machacan los ajos y se pican los chiles, se pone el aceite de oliva en una olla y se le agregan el ajo y el chile a fuego lento, hasta que el ajo se transparente, se le agregan los tomates, que han de dejarse hasta que empiece a desprendérseles la piel (recomiendo precocerlos en una bolsa sumergiéndolos a agua hirviendo o poniéndolos en el micro 5 min.), se deja la salsa hervir (entre mayor tiempo pasen en cocción mejor sabor toma la salsa), se le agregan especias y un poco de albahaca, en el último hervor se le agrega el resto de la albahaca. Se extiende la masa utilizando la harina que se reservó, se rellenan las empanadas y se sofríen en aceite caliente, se sirven junto a la salsa y a disfrutar.    Outing

lunes, 14 de enero de 2013

De Jodie Foster y cómo salí del closet

La noche de entrega de los Globos de Oro  Judie Foster salió del closet, algo que no fue ninguna novedad, como ha ocurrido con otras celebridades. Me agradó la defensa de su vida privada y la forma juguetona en que hizo su outing. Mencionó que ella ha estado fuera del closet desde la edad de piedra, lo que me recordó mi propio proceso de salida del closet y cómo se va dando, tanto de manera interior, como con la familia, amigos y los ambientes en que te desenvuelves.
            Salí del closet en mayo de 2004, recuerdo que tenía puestos unos pantalones de lana pegadísimos y una camisa también entallada, estaba frente al espejo, no recuerdo si sacándome la seca, rizándome las pestañas o qué. En ese entonces mi mamá vivía conmigo, tenía tres o cuatro meses que lo hacía, junto a mis hermanas pequeñas (su arribo me había molestado mucho porque me quito toda la privacidad que mi casa de soltero podía darme). Mi hermana que entonces tenía nueve o diez años le pregunto algo sobre la homosexualidad y mi mamá respondió alguno de los prejuicios tan comunes que hay sobre el tema, entonces yo intervine diciendo que ser gay no tenía nada de malo y todo el cuento, mientras mi mamá seguía en su trece  y fue cuando le dije: “Es que yo soy gay”. Recuerdo que pasé toda aquella tarde, era un sábado, explicándole porque no era malo que yo fuera joto, que no quería ser travestí ni trasngénero, que quería formar mi familia y ser padre (con un hombre), que ni ella ni papá eran culpables de que yo fuera así, que no era enfermedad, mientras ella me decía que había tenido un niño; al fin empezó a llorar, de las pocas veces que la he visto llorar y me dijo: “Es que no esperes que te acepte de la noche a la mañana, dame tiempo.”
            Cuando se lo dije ella ya lo sabía, leyó una carta que un ex me había enviado. Además desde que era niño ella había esperado ese fatídico momento en que mis amaneramientos se confirmarán. Creo que la mayoría de las madres saben eso de sus hijos, la sociedad homófoba en que crecen y viven las hace temer y negar la condisión de sus hijos. Para mi madre no fue ninguna sorpresa, recuerdo que desde niño trató, infructuosamente que dejará de hablar y tener maneras afeminadas. Aquella tarde de mayo salí del closet y ella me aceptó, aunque me pidió tiempo, le regalé un libro destinado a los padres de gays, lo leyó. Meses después empecé la relación en la que ahora tengo más de ocho años; papá y mamá nos aceptan. 
            Para mi papá fue difícil, porque creció en una sociedad que despreciaba al homosexual abierto, descarado como dicen. A mi papá le tocó el tiempo en el que el hombre que tenía relaciones sexuales con otro hombre, si era activo no se le consideraba joto; por el contrario, muy macho. Para él, el homosexual obvio era siempre el pasivo, el que se dejaba someter. Yo no tuve que decirle, mi mamá lo hizo por mí. Apenas el año anterior había ganado un concurso de lectura de bachillerato y él se sentía muy orgulloso; mis logros intelectuales eran parte de sus logros, hasta ese momento. Una vez una amiga mía lo felicitó porque yo gané ese concurso y él se avergonzó. Hasta la navidad de ese 2004 hablamos de eso, él, con lágrimas en los ojos, me dijo que me aceptaba y que me quería como fuera, sólo me pidió que no me descarara. Entonces él estaba muy poco informado sobre el tema y creía, al menos eso me imagino, que me iba a travestir o algo así.  Ahora me acepta con todo y marido.
            Con el resto del mundo fue más sencillo, de hecho andar con la bandera en alto, con la camiseta morada y peliteñido es de alguna manera un escudo, un escudo que me ha permitido protegerme, así, al menos, a mí se acercan las personas que saben cómo soy y qué soy, que no me reclamarán el día de mañana que a mí me gusten los hombres. He protestado en el Congreso local allá por 2007 para solicitar la aprobación de los "Pactos Civiles de Solidaridad", como los que se aprobaron en Coahuila. Me interesa promover la aceptación hacía las minorías sexuales y he participado activamente en ello.
            Salir del closet no es caliéntame otra gorda, porque implica un proceso de aceptación de los sentimientos y de la persona que queremos ser, así como de aquello que escondemos y aquello que no queremos esconder. Es una cuestión de sinceridad. Y cada quien lo pasa como puede. Cierto es que la sociedad en que vivimos hace difícil que nos abramos pues corremos el riesgo de sufrir violencia por ello, en México son muy pocos los gays que no han  padecido la violencia homofóbica, la cual es negada públicamente.  

viernes, 11 de enero de 2013

Del propósito de hacer los propósitos


El año apenas va empezando y muchos aún no quitamos el arbolito y los adornos navideños, por lo que considero adecuado hablar aún de los propósitos de año nuevo. Esa listita que se supone se ha de escribir el día último o los días últimos del año, en la cual se pone por escrito aquello que se quiere lograr en el año por venir. Se supone que para hacer esa listita hay detrás una recapitulación de todo cuanto se hizo y no en el año por concluir, que se corrijan los errores y se mejoré aquello en donde nos fue bien, ya se sabe, como capacitadora del departamento de recursos humanos: hay que ser proactivos.
            Este año no hice ninguna lista de propósitos, como no la hice el año pasado ni el anterior ni desde hace mucho tiempo. A diferencia de los años anteriores, en esta ocasión sí pensé en los propósitos y la mentada lista, no por hacerla, sino porque la he hecho. Recordé, por ejemplo, la lista que realicé allá por el cambio de milenio, que debe de andar en algún cuaderno de los muchos que a mi mamá considera sólo como pasto para las llamas.
            Aquella lista la escribí la mañana del primero de enero de dos mil, estaba desvelado y con un poco de indigestión. No recuerdo exactamente qué me proponía, pero sí recuerdo que eran propósitos para ese año y a más largo plazo; había ahí la decisión de terminar una carrera, no sabía aún cuál, tener casa y carro, escribir libros. Independientemente de los propósitos o si los he cumplido o no, una de las cosas que más recuerdo es que después de terminar esa listita (que señalaba que debía alcanzar para ese 2000, qué para el 2005 y creo que hasta planeaba para el 2010) me acosté a dormir, deseando despertar medio año después cuando ya hubiera terminado la secundaria o en cinco años cuando ya estuviera en la universidad.
            Ese deseo y la listita de propósitos me vuelven, porque después no volví a desear que el tiempo pasara mágicamente sin que yo me diera cuenta, no al menos con tanta vehemencia como entonces. En aquellos días estaba en tercer año de secundaria y aún jugaba como niño, no me avergüenzo de decirlo, aunque entonces sí me avergonzaba y quería crecer y ser el hombre que, según yo, debía ser.
                Después de ese año pocas veces he vuelto a desear que el tiempo pase sin que yo me entere, hoy menos que nunca. No ha sido así porque eso que llamamos vida, que le decims vivir, lo he hecho y de forma muy gratificante, sufriendo, gozando, conociendo. Desde entonces he conocido grandes amigos y el amor, he disfrutado su compañía, de su trato; me he hecho de habilidades y defectos, eso es vivir, porque al fin sólo tenemos estos días y este momento, porque como le dice Catulo a Lesbia Soles occidere et redire possunt; Nobis cum semel occidit brevis lux, Nox est perpetua una dormienda, para nosotros, una vez se nos extingue la luz la noche es perpetua. Vivamos pues, que los propósitos se irán dando solos.
              

jueves, 10 de enero de 2013

De la singularidad y el texto


El pasado martes 8 de enero (de 2013), en la primera sesión del año del Taller de Poesía “Alí Chumacero” su coordinador, Enrique Servín, nos dijo: “El texto es una singularidad” aludiendo en parte al concepto de singularidad es como se ha entendido en la física en el último siglo. Enrique nos dijo que cada texto como una singularidad espaciotemporal tiene sus propias reglas, a las cuales es fiel y las cuales como autor debemos respetar o de lo contrario ese texto no funcionará. La explicación me gustó mucho y me sorprendió.
            Luego de unos siete años de amistad con Enrique él no deja de sorprenderme, no sólo lo obvio de su capacidad lingüística y poliglota, no sólo su sensibilidad y su teoría literaria. Él, en estos años, ha sido un amigo y un mentor. Tengo mucho que agradecerle, su pasión y su visión del mundo han influido mucho en mí y en la forma de entender la realidad.
            Como le sucede a la mayoría de las personas cuando lo conocen quedé deslumbrado, su saber, su capacidad para los idiomas, su memoria. Pero sobre todo una de las cosas que más me agradó de él y por la que busqué su amistad fue su capacidad para reír, es alguien que sabe reírse, es alguien que sabe gozar la vida. Le gusta la buena comida y salir al campo; en el desierto hemos caminado juntos muchas veces, gracias a él aprehendí la belleza de los valles cubiertos de guamis y tierra blanca, del minimalismo del paisaje, las yucas sobre los cerros escarpados.
            Lo que uno aprende al estar cerca de él es una ética fundada en la compasión. Pocas veces mencionamos esto tal cual, pero lo he observado a través de sus acciones, de su preocupación por los pueblos indígenas, por los niños de los orfelinatos, por el desamparado y por sus seres queridos. Aunque no se declara budista cree en las cuatro nobles verdades del  Buda. Además de una actitud crítica, como buen hijo de su tiempo,  pertenece a la generación del desencanto.
Podría escribir carretadas sobre Enrique y aquello que le admiro, en las líneas anteriores apenas lo esbocé; me conformo con decir (decirle) que gracias a él soy escritor y que, de no haber sido por su influencia, no entendería ni la literatura ni el mundo como los entiendo.