viernes, 16 de noviembre de 2012

De la intolerancia a la tolerancia


Este 16 de noviembre es el Día Internacional Para la Tolerancia, propuesto por la ONU envarias resoluciones, muchos consideran bueno que sea así y otros se mofan de que ya hay demasiados días internacionales de algo, y para la gran mayoría esto no tiene importancia. Como parte de una minoría debería de apreciar y promover la conmemoración de este día, pero el problema es que nuestras sociedades no necesitan Tolerancia sino Aceptación.
            La raíz etimológica de Tolerar es la voz latina tolerare, que significaba soportar, sostener, aguantar.  Aunque la etimología de las palabras es una pista sobre lo que significan no es la única ni la más fiable, sin embargo el uso coloquial del verbo tolerar y del sustantivo tolerancia implican ese aspecto de soportar algo o aguantar algo. Por ejemplo se puede tolerar a un bebé que llora junto a uno en el transporte público.
            Quienes promueven la tolerancia consideran ese aspecto, quienes piensan diferente o quienes no aceptan una forma de pensar o de creer pueden tolerarlo. Hasta ahí se va bien, pero, la tolerancia implica que lo aguanto en calidad de mientras, porque como el niño que llora en el transporte público dejará de hacerlo en algún momento. Hay en la conceptualización de tolerancia una condición de temporalidad, aquello que se tolera tiene una cualidad de pasajero.
            Es peligroso promover la tolerancia porque se sigue permitiendo el pensamiento discriminatorio, quienes discriminan pueden tolerar a quienes discriminan, pero nunca aceptarlos porque entonces dejarían de discriminarlos. Quien discrimina soporta, tolera, que la sociedad en que vive tenga jotos, inmigrantes, mujeres liberales, indígenas, pero no los va a aceptar, espera que un día su avance o su presencia vaya en retroceso e incluso que desaparezcan. La tolerancia no los obliga a cambiar su pensamiento discriminatorio, sólo a no tener una actitud frontal en cuanto a su discriminación, pero no se le exige que cambie su pensamiento en cuanto a los otros. Sé que esta cuestión es muy arriesgada, porque el mundo tolerante en que vivimos no puede permitirse el cuestionar un pensamiento, pero quienes discriminan sí se permiten cuestionar pensamientos, formas de vida e incluso colores de piel y orígenes étnicos.
            La Aceptación implica ese cambio en la forma de conceptualizar la alteridad. Con la aceptación hay una búsqueda por conocer al otro, en la tolerancia no hay esa búsqueda (quien tolera dice: sí, está ahí, ya qué; mientras que en la aceptación se dice: está ahí quiero conocerlo). La tolerancia en pocas palabras se torna frustración por parte de quien tolera.
            La aceptación es necesaria para vivir en sociedades más sanas, que permitan un convivir sin neurosis por parte de sus integrantes quienes no tienen que aguantarse, sino que quieren conocerse unos a otros. La diversidad no se tolera, se acepta.
            Este post puede ser considerado intolerante y lo es, porque para mí la tolerancia no tiene el valor positivo que se le ha querido dar, de hecho se me hace peligroso promoverla en lugar de la aceptación. Quizá, y espero que así sea, si la promoción de la tolerancia es un paso y luego la promoción de la aceptación, entonces la considere como algo beneficioso. Mientras soy intolerante con la tolerancia. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Una punta de flecha


Esta noche encontré una punta de flecha en mi chamarra que no  usaba desde  la temporada pasada de frío, en febrero o marzo. La flecha fue obsequio de mi abuelo, por ello la dejé en la bolsa del pecho, del lado izquierdo. Él me la regaló ese mismo invierno, en enero, una de las últimas veces que lo vi.
            La flecha de pedernal oscuro tiene unas muescas en las que iba algún tipo de cuerda y tanto podría ser de hace cien como de miles de años. Mi abuelo la encontró en su labor, donde con los años encontró otras piezas de piedra trabajada como esa, la mayoría flechas. Yo las vi en un especiero que no usaban, junto a otras cosas.
            Nunca pensé que esos vestigios fueran del interés de mi abuelo, un ejidatario que arreglaba zapatos, que era apreciado en el rancho; todos se referían a él en diminutivo porque su padre tuvo primero su nombre. Para mí, desde mi infancia, fue un hombre severo y pronto a la ira, tanto por mi experiencia como por las narraciones que mi papá nos hacía de él. Era un hombre que se molestaba por cualquier cosa que no estuviera bajo su control. Alto, un poco obeso, parecía, así me lo pareció en mi niñez, que siempre estaba molesto. Sus manos callosas no se diferenciaban de las manos de sus vecinos, para quienes su vínculo con el pasado no se extiende más allá de los bisabuelos. Sin embargo, esa afición suya de juntar esas piezas, esas piedras trabajadas, me sorprendió. Mi interés por la Historia me relacionó con él aquella tarde, más que años de haber convivido, quizá esa relación ya estaba ahí y no fui consciente de ella sino hasta esa tarde de invierno.
            Mi abuelo había sufrido el año anterior una neumonía y una grave subida del azúcar en la sangre, de los cuales quedó muy decaído. El hombre fuerte, quien tenía el control de todo, era muy diferente en ese invierno. Había ido ese domingo y otros anteriores con mis padres, iba a partir leña, llevar agua a las vacas, ayudar a ponerle el bozal a una becerra para que no mamara. Recuerdo que mi abuelo lamentó no tener la fuerza para ayudarnos.
            Aquella tarde bebíamos café luego de haber partido leña y dado de comer a las vacas. Quise ver dentro de ese especiero porque estaba en ese estante desde que recordaba, y como si fuera niño extraje de él los tornillos oxidados, una medalla de San Judas Tadeo, una figura de niño de rosca de reyes y tres o cuatro puntas de flechas junto a piezas de pedernal trabajado. Los observé y pensé en aquellos hombres que las hicieron, quienes habitaron antes de nosotros aquellos campos y cazaron o guerrearon con aquellas piezas.
            Mi abuela le dijo a mi abuelo que me diera todas las piezas. Mi abuelo renegó: “Oh, tú qué sabes”.  Vio las diferentes puntas de flechas, las palpó con sus dedos callosos, tomó una de las que tenía mejor forma y me la dio. Es la que guardaba en la bolsa de mi chamarra.

            Al terminar el invierno mi abuelo cayó enfermo, sus problemas pulmonares se fueron complicando hasta que el 31 de marzo falleció. Esta noche, cuando descubrí la punta de flecha recordé aquella tarde cuando me la obsequió. Ahora esa pieza, dura, es la memoria de su vida, es el eslabón que me mantiene en contacto con su memoria.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Twitter y los Trending Topics ofensivos

Al menos dos veces por semana me ofendo con los TT de Twitter, los que más molestan son los que tienen su origen en el racismo, aquellos en que se utilizan palabras como indio, indígena, prieto o negro de manera peyorativa. Estos TT se encuentran a menudo relacionados con otros de sesgo clasista; ser pobre es causa de burla. Así mismo minorías sexuales. Una nota al respecto aquí
            Se me objetará que esos TT son una parte de la libertad de expresión y en tanto a ello les doy la razón. Pero, a partir de dicha libertad quiero analizar lo que hay detrás de esos Trending Topics: una idiosincrasia discriminadora. ¿Por qué es que esos hashtags llegan al Top Ten del Twitter en México? ¿Qué hay detrás de ello? ¿Qué revela acerca de nuestro país ese tipo de comentarios que se expresan en menos de 140 caracteres?
            Un hashtag, para que pase de unas palabras unidas por el símbolo de gato al TT es necesario que tanto el tuitero que lo creó como el resto de la comunidad lo utilicen de manera viral; como tuitero he participado en ello y no es sencillo colocar un TT, es más fácil cuando está colocado y sólo hacer tuits acerca de él. Es necesario que el hashtag sea utilizado por tuiteros con gran cantidad de seguidores   quienes lo repiten y bla, bla, bla… El caso es que estos tuits suben de forma rápida y se mantienen en la lista de Top Ten, que es lo que me interesa. Entiendo que es una cuestión personal el hecho de ofenderme, que me tomó demasiado en serio el Twitter, que al fin y al cabo no es más que una red social. Pero, y he ahí lo importante, en México la red social de microblogging tiene más de 10 millones de usuarios y los Trending Topics de la red son reflejo no sólo de la población mexicana sino de un sector de la población mexicana, aquel con acceso a internet.
            El problema es que esos TT reflejan que en la cultura mexicana la discriminación es permanente, por lo que se revela de manera fácil. Así hashtags ofensivos pronto se vuelven virales y suben a la lista de Trending Topics, porque como vivimos en una cultura donde se desprecia a los indígenas, a los negros, a los pobres, a los jotos, todos tienen la capacidad de alimentar esas concepciones, porque es lo que se hace continuamente fuera de Twitter, cuando en esta red social se presenta la oportunidad de reproducir dicha discriminación se hace de manera natural.
            Se discrimina a ciertas minorías, analizar porqué se discrimina a cada una es tema para largo, sólo señalaré que en México la discriminación ha sido históricamente una forma de integrar a la sociedad. El indígena es lo que hay que abandonar para formar parte del proyecto nacional, ser el mestizo. De ahí que “el indio” sea visto como un ser disminuido, inferior, y que todo aquello que se relaciona con él sea causa de sorna. Es parte de la conquista simbólica, el indígena debe desaparecer. Recalco este punto porque es uno de los temas que más se señalan. Me indigna porque el México Profundo sigue siendo vapuleado y con expresiones como esa y con su reproducción se continúa con esa conquista, con esa vejación. Considero que la discriminación a los indígenas es el mayor de los problemas pero no el único que reflejan esos TT, la obesidad, el género, la homosexualidad, las discapacidades, la diferencia en general son fuente de discriminación. Una discriminación que permea a la sociedad mexicana.
            En México la cuestión sobre la discrimación no ha sido discutida ampliamente, la Televisión abierta a veces la señala, pero es mayor la promoción y reproducción de la discriminación. No hay consciencia de que se discrimina cuando se discrimina, se hace de manera constante. En México fuera de los sectores afectados por la discriminación, la sociedad en general la reproduce continuamente. Para la  mayoría no está mal burlarse del diferente, del indio, del gordo, de la vieja, del joto. Al hacerlo se adscriben a la cultura dominante, hegemónica, que al implementar sus valores aparta de sí aquello que no es ella.
            Es necesario que en México se ponga sobre la mesa la cuestión discriminatoria, debe presentarse en el escenario público. De la misma manera en que los medios masivos ahora quieren detener el bullyng, así se debe discutir. Incluso la problemática del bullying escolar no es más que un síntoma del problema que es la discriminación en nuestro país. Espero que estas palabras contribuyan un poco para entablar dicha discusión.

De regreso al blog.


Descubrí los blogs cuando entré a la universidad, de eso hace casi una década. Aunque llegué a usarlos y tener varios, los abandoné como señalé en el primer post  de otro blog. Retomo los blogs debido a las redes sociales y porque hay cuestiones que considero necesario expresar y que el blog es ideal como vía para ellas. Me aprovecharé de las ventajas de este medio y lo que consideré adecuado saldrá, no quiero ser muy específico sobre lo que publicare aquí, para eso están proyectos más estructurados y menos inmediatos.
            Luego de siete años desde que abrí este blog lo reutilizó. Hablaré sobre política, porque creo que es necesario y porque nuestra generación ha sido muy apática al respecto (con la excepción que se vio este año con el movimiento #YoSoy132), hablaré de historia y de Literatura, de comida y del vivir en este mundo que nos toco en el momento en que han dicho es “el fin de la historia”. Serán comentarios no especializados, no me interesa aquí ser académico, aunque no desdeñó dicha actividad. Serán comentarios con los que trataré de pensar, a veces serán sólo superficiales, pero estarán relacionados con mis preocupaciones diarias.
           El blog está relacionado con el diario, de ello me aprovecharé, no será un diario propiamente (trataré de publicar una vez por semana), pero mostraré aquellas preocupaciones y obsesiones que me acosan en el momento en que escriba la entrada. Ahora mismo es el porqué de volver a usar un blog luego de años de hacerlo, la verdad es que luego de unirme a la fiebre de mediados de la década pasada por los blogs lo abandoné como hizo la mayoría y lo desdeñé. Ahora, luego de haber sido usuario de varias redes sociales creo que cada una tiene sus ventajas y desventajas, de ahí que vuelva a publicar.
         Seré disperso, quizá. Pero quiero que sea a un tiempo personal y que me permita desarrollar en unos párrafos esas ideas de las cuales en otros lugares sería ocioso escribir o que no pueden llevarse a cabo. Puede ser que algunos de los post sean la semilla de algo más grande. Además, espero que puedan ser el inicio de diálogos con otras personas, aprovechar para crear ese vínculo con las personas reales que están del otro lado de la pantalla.
       Por último apuntaré que Bedye es el nombre de un proyecto que tuve desde la secundaria, una especie de refugió imaginario, un espacio que habitaba con narraciones que me servían (y sirven) de escape. También fue y ha sido un espacio para mi procrastinación. Aún así lo considero adecuado para que darle nombre a este espacio.