martes, 19 de febrero de 2013

La jota y la mentira



 Una de las características con que la imaginería popular  ve a la jota, esa entelequia que creó para mantener a ralla al homosexual, es la mentira. Según esa visión el joto es un mentiroso por naturaleza, la cualidad femenina de la mentira asumida por el hombre y rebajada aún más, pues ese hombre usa la mentira para negar su cualidad masculina. En un país machista como México la mentira es entendida como una parte inseparable de la homosexualidad, del joto.
            Y es cierto que en la comunidad homosexual se da mucho la mentira. Muchos gays cuando se presentan lo hacen con otro nombre, por ejemplo. Sin embargo creo que la mentira no es por la tendencia al mal connatural del homosexual, tiene una raíz que refleja más que nada a la sociedad en que viven, en que vivimos. La mentira es una defensa.
            La jota sí usa la mentira, sí usamos la mentira, porque mentir nos protege frente a un mundo, a una sociedad que constantemente nos amenaza, que constantemente busca aplastarnos. Mentimos para que esa sociedad no sepa quién somos, para que cuando intente golpearnos sólo nos levante la peluca. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Joto!



Las palabras no definen la realidad, eso ha sido dicho una y mil veces. Las palabras reflejan más que el mundo, la forma en que concibe el mundo el hablante. Dicho esto quiero hablar de una palabra que desde mi niñez fue usada para insultarme y que como a mí millones de mexicanos han recibido como insulto: joto.
            Joto es un concepto que en México es cárcel, que caracteriza todo aquel cuyo deseo se oriente hacia los hombres y que lo acepte, o que sea afeminado aunque no lo acepte. Esa palabra etiquetadora quiere aprisionar en un gueto a quien va dirigida. Tienes que ser escandaloso, vestirte de mujer, cumplir, en fin, con la caricatura.
            Uno de los triunfos de la comunidad gay en México, aunque esa comunidad esté tan poco organizada y le importe poco hacerlo, al menos acá en el norte, es haber hecho propio ese término. Habernos burlado de su uso, de hecho la jotería, es parte de ello, usar las caricaturas que sobre nosotros quiere imponer la sociedad para satirizarlas y mofarnos de esa sociedad, hablarnos de mujer, decirnos Jota.
            La jota es la respuesta que damos al insulto joto. Es la bufada irónica contra esa sociedad que trata de encarcelarnos. Me viene a la memoria la vez en que me di cuenta de que los insultos no tienen por qué serlo, cuando respondí a quien me dijo joto: “Y aunque así fuera, qué.”