miércoles, 17 de mayo de 2017

#ViolenciaHomófoba

En México los derechos de la comunidad LGBTI están refrendados por la constitución, desde el 12 de junio de 2015 la Suprema Corte de Justicia sentó el precedente. Sin embargo, aunque mucho se ha avanzado en el camino de la aceptación, lejos estamos de ser una sociedad que reconozca a las minorías sexuales, muchas de las personas LGBTI han sufrido algún tipo de violencia homófoba.
Por desgracia México, según la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia (Cccoh) ocupa el segundo lugar en crímenes de odio motivados por homofobia, sólo después de Brasil y por encima de países donde la homosexualidad está penalizada. La violencia que motiva dichos crímenes no surge de la nada, previo a la consumación de la privación de la vida a una persona Lgbti hay una serie de violencias, de mayor o menor grado, las cuales normalizan los ataques (que van desde lo verbal a lo físico).
Por desgracia en México las personas Lgbti que no han sufrido algún tipo de violencia homófoba son privilegiadas. Como sociedad deberíamos aspirar a que esa situación que hoy es un privilegio sea un derecho. Uno de los primeros pasos, en ese camino, es la visibilización, dar a conocer  al resto de la sociedad en qué momentos hemos sido afectados por esa violencia, desnormalizarla. Como bien se hizo para cuestionar muchas de las prácticas del heteropatriarcado que sigue violentando a las mujeres sólo por el hecho de serlo con las campañas #MiPrimerAcoso y #RopaSucia. Es necesario que la comunidad Lgbti saque a la luz la #ViolenciaHomófoba que sufre, que ha sufrido, desde las microviolencias hasta los crímenes.
Ojalá este sea el camino para acabar con la violencia homófoba, para que las personas dejen de ser asesinadas por pertenecer ser Lgbti, que nadie escuche como últimas palabras: ¡Pinche Puto!

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