Una de las características con que la imaginería
popular ve a la jota, esa entelequia que
creó para mantener a ralla al homosexual, es la mentira. Según esa visión el joto es un
mentiroso por naturaleza, la cualidad femenina de la mentira asumida por el
hombre y rebajada aún más, pues ese hombre usa la mentira para negar su
cualidad masculina. En un país machista como México la mentira es entendida
como una parte inseparable de la homosexualidad, del joto.
Y es
cierto que en la comunidad homosexual se da mucho la mentira. Muchos gays
cuando se presentan lo hacen con otro nombre, por ejemplo. Sin embargo creo que
la mentira no es por la tendencia al mal connatural del homosexual, tiene una
raíz que refleja más que nada a la sociedad en que viven, en que vivimos. La mentira
es una defensa.
La
jota sí usa la mentira, sí usamos la mentira, porque mentir nos protege frente
a un mundo, a una sociedad que constantemente nos amenaza, que constantemente
busca aplastarnos. Mentimos para que esa sociedad no sepa quién somos, para que cuando
intente golpearnos sólo nos levante la peluca.